sábado, 15 de septiembre de 2007

"PERDIDO EN LA OSCURIDAD"

No sabía la hora. No sabia cuanto tiempo había estado allí, entre de tanta naturaleza. El viento era tan fuerte que parecía que todo a su alrededor tuviera movimiento. Las ramas de los árboles se agitaban tan fuertes que las hojas secas caían una tras otra, tapizando el pasto, el agua y los animales que yacían en el suelo.

El sitio era totalmente desconocido. Caminaba sin parar, pero no encontraba ningún rumbo. Solo podía guiarse por el ladrido de un perro, que a veces se hacía fuerte y en ocasiones desaparecía. Estaba lleno de temor, talvez eso que parecía
un ladrido podría ser un aullido, y en cualquier momento lo devoraría una jauría de lobos. No entendía por qué estaba ahí. ¿Estaba soñando? ¿Le querían hacer daño? No sabía y no podría responder. En ese momento lo que importaba era salvar su vida y salir de aquel laberinto que lo estaba enloqueciendo.

Sus pies ya estaban heridos. Las ramas secas, las espinas y las rocas habían cortado la planta de sus pies. Sus ojos no dejaban de asombrase con la cantidad de plantas y diferentes hojas que colgaban o que simplemente ya estaban muertas. Suavemente las fué cogiendo. Tocando una por una, analizando su olor, su textura. Algunas eran espinosas, otras ya estaban secas y se sentían ásperas. Otras tantas, eran suaves. Su color verde y la frescura que irradiaban eran asombrosos.

Descalzo, atravesó ríos y charcos, tratando de solventar el dolor con la sensación refrescante del agua. Tenía hambre, sueño, estaba cansando, pero no podía bajar la guardia. Estaba en un lugar donde él era el extraño. El llanto lo invadió, la ansiedad y la impotencia se apoderaron de su cuerpo. Los nervios lo paralizaron. Entró en shock, quedo sumergido en un pequeño riachuelo que nacía de una cascada. Frente a ésta, sólo podía pensar en la hermosa naturaleza que lo rodeaba pero que lo había encadenado. Ese olor a pasto. Las innumerables arboledas llenas de frutas, pero que ante sus ojos parecían inalcanzables. El bosque lo sorprendía cada vez más.

A medida que giraba parado en el mismo lugar, y disfrutaba del agua penetrando sus heridas, y limpiando sutilmente la sangre. A su lado lo curioseaban infinidad de animales y plantas. No lo perdían de vista en ningún momento. A un lado, podía vislumbrar los grupos de micos, que saltaban de rama en rama, cada uno cuidando a su familia, y las madres con sus crías bajo su pecho. El color café de estos, sumado a su textura peluda lo atemorizaban. Los chillidos constantes de los animales mientras se trasladaban de un árbol a otro sobre su cabeza, tratando de comunicarle algo, lo hicieron recordar esa historia de tarzan, que tantas veces le leyó su madre cuando era pequeño. Trató de sumergirse en la nostalgia y tranquilizarse.

Lentamente se sentó sobre una roca y recapacitó. Estaba solo en un lugar que nunca antes en su vida había visto y donde nunca se imaginó estar. Tenia que empezar a buscar alternativas que le generaran paz y comodidad, y no angustia y temor. Los avistó de nuevo, y trató de hacerles señas. Ellos, entre gritos y saltos le devolvieron la atención. Finalmente sintió que alguien lo acompañaba, que alguien podría protegerlo. Salió del charco y sin pensarlo dos veces decidió recorrer hasta donde más pudiera. No podía perderse la oportunidad de aprovechar ese contacto con el medio ambiente.


El movimiento de sus pies era automático. Su mente no pensaba en nada. Simplemente se dejó llevar. Pensaba en las impresiones y sensaciones que le generaban cada sonido, cada planta, cada olor… Llegó hasta una zona donde únicamente podía observar pinos. Tal vez estaba en la parte más alta de la montaña. Ese aroma a pino, recorría sus fosas nasales y rápidamente lo trasladaban al jardín de su casa donde pasaba largas jornadas con su esposa e hijos los domingos.


Continuó con su recorrido. A lo lejos divisó una casa. Una pequeña choza de donde salía humo. Su cuerpo se lleno de energía. Empezó a correr hacia el lugar. Se guió por la sombra gris del humo y ese olor que provenía de unos troncos quemados. Entre más corría, la casa se alejaba. Por su cabeza pasaban mil imágenes. La foto de su familia, el ruido de los micos, el sonido del agua pisada por sus pesados pies, el ladrido del perro que reapareció. El canto de los pájaros, y nuevamente el intenso olor a quemado. Todo esto le hizo perder la razón.

De pronto se encontraba en el suelo. Sentía bajo sus manos una humedad, que parecía que lo atara. Sus brazos pegachentos untados por el barro, y el agua estancada llena de insectos se introdujeron en su ropa. Estaba inconsciente, pero no podía ignorar todo lo que estaba pasando. Las hormigas empezaron a caminar por su piel. Las gotas de lluvia caían y golpeaban fuertemente su cara. Las espinas y las ramas secas, picaban y al mismo tiempo ardían. En un instante todo a su alrededor pareció desaparecer. Los ruidos, gemidos, chillido, la sensación de cosquillas de los insectos paseando por su cuerpo desvanecieron, al igual que el olor a fuego.

Solo podía sentir, algo pegajoso que tocaba su cara. Una respiración constante e inquietante que no le hacia perder el aliento. Era el perro que tantas veces había oído ladrar. El cachorro que él mismo había comprado para sus hijos.


Empezó a oír los gritos de niños. La cara le empezó arder. Los rayos del sol habían enrojecido su rostro. Su mente y su cuerpo volvieron en si. La mano de su esposa rozo su cara, levantándolo inesperadamente. Observó a su alrededor, sus hijos y su amada. Todo había sido un mal sueño. El cansancio, lo habían hecho dormir profundamente sobre el pasto. Al voltearse vió una pequeña grabadora. Sonrió y recordó que todos esos sonidos del perro, los micos, el agua etc... Provenían de una casette con canciones relajantes que él mismo había puesto. El olor a candela, provenía de los fósforos que su mujer había encendido adrede para iniciar el fuego en la leña. Estaba sano y salvo, contemplando su entorno. Disfrutando de la naturaleza que por un momento pareció secuestrarlo.


Imágenes:

http://www.jesustellama.com/descargas/Jesus_Bosque.jpg

http://www.kuarzo.com.ar/wallp/noche%20en%20sombras%20800x600.jpg

http://www.conama.org/modulobancoimagenes/banco_imagenes/contenidos%20web/naturaleza.jpg

Nota: articulo presentado en noviembre del 2006 para Diego herrera, en clase de géneros períodisticos.

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